lunes, 2 de mayo de 2011

Na miña segunda xuntanza. . .

No me resulta fácil, a 48 horas del encuentro, expresar mis caótica mezcla de sentimientos, con motivo del mismo. Si ya el año pasado, el de mi reencuentro con vosotros tras medio siglo de ausencia, fue un vuelco del corazón y una tortura de la memoria para casar caras con nombres y viceversa, este año, por razón del lugar, las sensaciones se intensificaron entre la emoción nostálgica y la alegría del reconocimiento...
 

Luciano lo dijo con visión discernidora: "Nada, en nuestras vidas, sería igual si no hubiese en ellas el paso por el Seminario"


Gracias a todos. 


A Pedro por su eficaz organización del pasado año, y a José Luis por cómo nos hizo fácil el encuentro del presente. Sin ellos, y quizá otros que olvido, nuestra felicidad hubiera sido menor. Gracias, cómo no, a Jaime, por ese vino especial, hecho a mano, de sus propias manos, que nos hizo sentir como el las bodas de Canáa...

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No lo pienses más, dilo...