lunes, 8 de junio de 2015

La ‘libertad de expresión’ de Xavi


Conversando con mi amigo Miguel a propósito de la ‘pitada’ de la final de la Copa del Rey en el Nou Camp, le digo que, aún siendo una manifestación de la libertad de expresión de la gente, no me ha gustado que Xavi Hernández fuese quién formulara públicamente ese innegable derecho. Mi amigo me recuerda que también Pau Gasol ha redundado en declaraciones parecidas.
Pero yo observo una gran diferencia entre uno y otro caso. Gasol trabaja en un país donde la libertad de expresión y el resto de garantías democráticas están rigurosamente establecidas y son universalmente respetadas. Pero nuestro crack tarrasense, Xavi, va a ganarse la vida en Qatar. No es lo mismo. Aunque le llenarán los bolsillos de petrodólares, a él y a toda su familia, ¿qué clase de libertad de expresión va a tener en el país más rico del planeta?
Qatar es un minúsculo territorio –poco más grande que el principado de Asturias- con una población total de algo más de dos millones de habitantes, un 90 % de los cuales son emigrantes.
Human Rights Wacht, secundada por Amnistía Internacional, ha sentenciado que la clase obrera qatarí, extranjera por supuesto, realiza “trabajos forzados”. No es que carezca de ‘libertad de expresión’, que también, sino que no tienen derechos civiles de ningún tipo, especialmente laborales. El sistema qatarí de contratación, kafala, es una suerte de esponsorización del trabajador extranjero por parte de su empleador quién, a la manera feudal, es dueño y señor de su vida y hacienda.
Cuando te importa la ‘libertad de expresión’ de los que pitaron el himno español en Barcelona, se supone que te preocupará la tuya propia y la de quiénes conviven contigo. ¿Expresará Xavi libremente sus opiniones en su nueva dorada jaula qatarí? No lo creo. Y es una lástima porque siendo importante el ‘ejercicio’ de las libertades, no lo es menos ser sujeto ‘de jure’ de tal derecho.
Pena por Xavi, por su pérdida de derechos, los ejerza o no, como el de expresar libremente su opinión. Es lo que tiene la desmesurada ambición. Descubrirá enseguida que ‘qui paga, mana’.
Y, ¿quién es más pecador, el que peca por la paga o el que paga por pecar?

Vicente Carballido